El proceso utiliza rayos láser de alta intensidad que penetran la piel y descomponen la tinta del tatuaje en fragmentos más pequeños. Luego, el sistema inmunológico del cuerpo elimina gradualmente estas partículas de tinta fragmentadas con el tiempo. Por lo general, se requieren varias sesiones de tratamiento con láser para lograr los resultados deseados, y cada sesión se enfoca en diferentes capas y colores del tatuaje.
Luz pulsada intensa (IPL): la tecnología IPL se utiliza a veces para eliminar tatuajes, aunque se emplea con menos frecuencia que la eliminación con láser. IPL utiliza un amplio espectro de luz para apuntar a los pigmentos del tatuaje. De manera similar a la eliminación con láser, la energía de la luz descompone la tinta del tatuaje, lo que permite que el cuerpo elimine gradualmente las partículas de tinta.
Escisión quirúrgica: en ciertos casos, particularmente para tatuajes más pequeños, la escisión quirúrgica puede ser una opción. Durante este procedimiento, un cirujano extrae la piel tatuada con un bisturí y luego vuelve a suturar la piel circundante. Este método suele reservarse para tatuajes pequeños, ya que los tatuajes más grandes pueden requerir un injerto de piel.
Dermoabrasión: La dermoabrasión implica la eliminación de las capas superiores de la piel utilizando un dispositivo giratorio de alta velocidad con un cepillo abrasivo o un disco de diamante. Este método tiene como objetivo eliminar la tinta del tatuaje lijando la piel. Generalmente no es tan eficaz como la eliminación con láser y puede provocar cicatrices o cambios en la textura de la piel.
Eliminación química de tatuajes: este método consiste en aplicar una solución química, como una solución ácida o salina, a la piel tatuada. La solución descompone la tinta del tatuaje con el tiempo. La eliminación química de tatuajes suele ser menos eficaz que la eliminación con láser y también puede provocar irritación o cicatrices en la piel.
Hora de publicación: 27 de mayo de 2024