El principio de la depilación láser se basa principalmente en efectos fototérmicos selectivos. Los equipos de depilación láser generan láseres de longitudes de onda específicas que penetran la superficie de la piel y afectan directamente la melanina de los folículos pilosos. Debido a la gran capacidad de absorción de la melanina hacia los láseres, la energía láser es absorbida por la melanina y convertida en energía térmica. Cuando la energía térmica alcanza un cierto nivel, el tejido del folículo piloso se daña, impidiendo así la regeneración del cabello.
En concreto, la depilación láser interrumpe el ciclo de crecimiento de los folículos pilosos, provocando que entren en una fase degenerativa y de reposo, logrando así el objetivo de la depilación. Durante el período de crecimiento, los folículos pilosos contienen una gran cantidad de melanina, por lo que la depilación láser tiene el efecto más significativo sobre el vello durante este período. Sin embargo, debido a que diferentes partes del vello pueden encontrarse en diferentes etapas de crecimiento, se requieren múltiples tratamientos para lograr el efecto de depilación deseado.
Además, durante el proceso de depilación láser, los médicos ajustarán los parámetros del equipo láser según factores como el tipo de piel, el tipo de vello y el grosor del paciente para garantizar la seguridad y la eficacia del tratamiento. Asimismo, antes de la depilación láser, los médicos realizarán una evaluación exhaustiva de la piel del paciente y le informarán sobre los posibles riesgos y precauciones.
En resumen, la depilación láser destruye el tejido del folículo piloso mediante acción fototérmica selectiva, logrando así el objetivo de la depilación. Tras múltiples sesiones, los pacientes pueden lograr resultados de depilación relativamente permanentes.
Hora de publicación: 09-abr-2024